Especial ¿ Qué se sabe de los contagios en escuelas?

Por Urgente Santo Tome 08/05/2021

  • A partir de la suspensión de la presencialidad en el AMBA, volvió al centro de la escena el rol de las escuelas en los contagios del coronavirus.
  • Si bien no hay estudios puntuales sobre esta situación en el país, hay evidencia internacional que mostraría que las escuelas en sí, con los cuidados necesarios, no serían focos importantes de infección.
  • Sin embargo, el riesgo nunca es nulo y distintos estudios demuestran que la reapertura de las escuelas sin una sólida mitigación del virus corre el riesgo de acelerar la pandemia.

El presidente de la Nación, Alberto Fernández, comunicó el último miércoles que, entre otras medidas para bajar el nivel de contagios de coronavirus en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), se suspenderán las clases presenciales por 2 semanas -desde el próximo lunes 19 hasta el viernes 30 de abril-.

Pero, ¿qué evidencia hay sobre el contagio en las escuelas, cuánta movilidad generan las clases presenciales y qué se hizo en otros países?

 

Qué evidencia internacional hay

Guadalupe Rojo, consultora en políticas públicas, profesora de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) e investigadora del Centro de Estudios para el Desarrollo Humano de la Universidad de San Andrés (CEDH-UdeSA), explicó a Chequeado que, según los datos disponibles a nivel internacional, las escuelas no parecen ser un especial foco de contagio y que la presencia de la COVID-19 en entornos escolares se vería afectada por los niveles de transmisión comunitaria (es decir, la situación social afectaría la situación en las escuelas y no viceversa), como lo muestra este estudio del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés).

Rojo también remarcó que distintos estudios de AlemaniaAustraliaEstados UnidosFranciaIrlanda y Singapur muestran poca evidencia del “ataque secundario”, es decir, de la transmisión a la familia después de la detección del caso en la escuela y, por ende, se presume que la fuente del paciente inicial o el caso cero no es la escuela.

Una nota del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) destaca que la evidencia internacional disponible muestra que “en las escuelas no se potencian los casos de COVID” y que “los riesgos no están en el interior de las escuelas, sino en los movimientos que se generan alrededor de la escuela, fundamentalmente aquellos relacionados con el uso del transporte público”.

Por su parte, un estudio publicado hace un mes en la revista científica The Lancet analiza la situación del Reino Unido y sostiene que “la reapertura de la escuela sin una sólida mitigación del COVID-19 corre el riesgo de acelerar la pandemia”. En este punto, destaca que, “si bien regresar a la escuela lo antes posible es imperativo para la educación, el desarrollo social y el bienestar mental y físico de los niños, no es suficiente lo que se ha hecho para que las escuelas sean más seguras para los estudiantes y el personal”.

Además, el trabajo afirma que “la reducción de la transmisión en la comunidad es esencial para permitir que las escuelas vuelvan a abrir de manera segura y permanezcan abiertas”, y que “reabrir plenamente en un entorno de alta transmisión comunitaria sin los cuidados adecuados corre el riesgo de privar a muchos niños de la educación y la interacción social nuevamente, agravando las desigualdades existentes”.

En este sentido, Ernesto Resnik, biólogo molecular y biotecnólogo argentino que reside en Minnesota, Estados Unidos, se refirió a un estudio que muestra el aumento de casos en las personas de edad escolar en dicho estado norteamericano y afirmó“Es razonable decir que es preferible tener igual las escuelas abiertas. Lo que no es razonable es decir que en las escuelas no hay contagios”.

Qué pasa en el AMBA

En el primer mes de clases, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) informó un total de 1.215 contagios sobre las 700 mil personas (0,17%) que están habilitadas para ir a las escuelas, entre docentes, no docentes y alumnos, como se explicó en esta nota. En el segundo mes, según los datos oficiales hasta el 12 de abril, este número de contagios habría subido a 5.006, todavía menos de un 1%.

Los datos de contagios en la Ciudad muestran que, desde que comenzaron las clases a mediados de febrero, el mayor aumento de casos se da en los menores de 19 años, donde más que se cuadruplicaron. Este dato lo destacó hoy en su conferencia el presidente Fernández, quien señaló que en este caso la curva de casos tiene un aumento “exponencial”.

Jorge Aliaga, investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del Conicet, explicó que, “si hasta el inicio de clases los menores de 18 estaban en sus casas encerrados y ahora salen, aunque los protocolos en los colegios sean perfectos, es esperable que suban los casos”.

Según resaltó hoy Fernández, “detrás de la presencialidad de los alumnos en los colegios se genera todo un movimiento social que incrementa mucho la circulación”. Según los datos del Ministerio de Transporte de la Nación, a partir de la vuelta de las clases presenciales se vio un incremento del 15% al 20% en el transporte público.

En la Ciudad de Buenos Aires, por su parte, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, informó hoy que “1 de cada 4” personas que van a la escuela lo hacen en transporte público, aunque aclaró que “el comienzo de las clases no sumó más gente al transporte público”.

En este sentido, el artículo de Cippec firmado por los especialistas en educación Alejandra Cardini y Esteban Torre sostiene que “la suspensión de las clases presenciales en el AMBA es una decisión que rompe consensos y desgasta la confianza de la comunidad educativa” y afirma que, “si se trata de cuidar la presencialidad, la clave está en priorizar a los docentes en relación a un transporte seguro y la vacunación, y restringir otras actividades y los traslados asociados a ellas”.

La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y Unicef Argentina emitieron un comunicado pidiendo a las autoridades “que esta decisión de la no presencialidad escolar por las razones epidemiológicas de público conocimiento, sea durante el menor tiempo y lo más sectorizado posible”. En este sentido, destacaron: “La escuela es un lugar seguro y trabajar con niños y niñas no es un factor de riesgo: la responsabilidad de que continúe así recae en los adultos responsables del cumplimiento de los protocolos elaborados y en la construcción y aplicación de las medidas sociales necesarias para sostener la presencialidad, tanto en la escuela como en las familias”.

Otro comunicado de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) destaca que los gobiernos provinciales y el nacional “establecieron como principio general la priorización de sostener las clases presenciales bajo condiciones de seguridad sanitaria y determinaron que el cierre de las escuelas debía ser una política de ultima ratio, al ser la más perjudicial para los derechos”, por lo que la ONG pidió que la suspensión de las clases presenciales se acompañe “con información precisa y confiable que fundamente la adopción de esta medida” y “por una planificación adecuada que garantice una real continuidad escolar de los grupos vulnerabilizados”.

Como explica un documento de la SAP de 2020, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos recomiendan el uso de 3 indicadores para monitorear la situación en torno a las escuelas: la cantidad de casos nuevos por habitante, el porcentaje de positividad de los testeos y una medida de autoevaluación acerca de la implementación de estrategias clave (barbijos, distanciamiento, limpieza y rastreo de contactos).

El “riesgo más alto de transmisión en las escuelas”, en este sentido, se daría cuando los casos nuevos cada 100 mil habitantes en los últimos 14 días es superior a los 200. Actualmente en CABA esta cifra llegaría a los 1.127 casos, con valores similares en el Gran Buenos Aires (GBA). Solo en Jujuy (107), Misiones (137), Salta (165) y Formosa (169) la cifra es menor a 200.

La ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, afirmó hoy en una entrevista con la Radio Urbana Play que el Ministerio de Educación porteño estaba evaluando algunas restricciones, pero no comparte el modo ni el momento de la decisión de Alberto Fernández. “Sabíamos que en algún momento íbamos a tener que tomar esta decisión y estamos trabajando planificadamente para esa decisión, mirando qué grupo sí, cómo avanzar, por etapas o por niveles”, destacó la ministra.

La decisión de suspender las clases presenciales en algunos lugares debido a la situación epidemiológica ya se tomó en países de la región como BrasilChileMéxicoParaguayPerú o Uruguay en este año, así como también tomaron la misma medida países europeos como Alemania y Francia.

Qué consecuencias a largo plazo podría tener el cierre de las escuelas

Un artículo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destaca que “es muy posible que, dentro de unos años, la educación sea la cicatriz más profunda y duradera que nos haya dejado el virus”. Como se explicó en esta nota, estimaciones iniciales muestran que a nivel nacional cerca de 1,5 millones de estudiantes de los distintos niveles educativos se verían desvinculados de la escolarización a causa del coronavirus.

Un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) destaca que, si bien aún no se conocen las pérdidas de aprendizaje precisas, las investigaciones existentes sugieren que los estudiantes afectados por los cierres totales de las escuelas al inicio de la pandemia podrían esperar ingresos un 3% más bajos durante toda su vida y que las pérdidas económicas se sentirán más profundamente en los estudiantes desfavorecidos cuyas familias son menos capaces de mantener los aprendizajes fuera de la escuela.

Para las naciones, el estudio -que no analiza las enseñanzas virtuales- remarca que el cierre total de las escuelas genera un menor crecimiento a largo plazo y que, de mantenerse cerradas medio año, se evidenciaría un Producto Bruto Interno (PBI) de largo plazo un 2,2% más bajo.

Otro informe del BID estima que 12 meses de interrupción de los programas preescolares por la pandemia podrían acarrear pérdidas equivalentes al 6,6% del PBI en la Argentina en el largo plazo.

Fuente Chequeado.com

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